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La felicidad florece naturalmente en los corazones de quienes son interiormente libres. Fluye espontáneamente, como un manantial de montaña tras las lluvias de abril, en las mentes que se contentan con una vida sencilla.
La felicidad florece naturalmente en los corazones de quienes son interiormente libres. Fluye espontáneamente, como un manantial de montaña tras las lluvias de abril, en las mentes que se contentan con una vida sencilla.