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  • El hombre de Neandertal escuchaba historias, a juzgar por la forma de su cráneo. El público primitivo era un público de cabezas de chorlito, boquiabiertos alrededor de la hoguera, fatigados de luchar contra el mamut o el rinoceronte lanudo, y que sólo se mantenían despiertos por el suspense. ¿Qué ocurriría a continuación? El novelista no paraba de hablar y, en cuanto el público adivinaba lo que iba a pasar, se dormía o lo mataba.