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  • ¡Oh pérdida de la vista, de ti me quejo más! Ciego entre los enemigos, ¡oh peor que las cadenas, la mazmorra o la mendicidad, o la edad decrépita! La luz, obra primera de Dios, para mí se ha extinguido, y todos sus diversos objetos de deleite anulados, que en parte podrían haber aliviado mi pena. Inferior al más vil ahora me vuelvo de hombre o gusano; los más viles aquí me superan, se arrastran, sin embargo ven; yo, oscuro en la luz, expuesto al fraude diario, al desprecio, al abuso y al mal, dentro de las puertas, o fuera, todavía como un tonto, en poder de otros, nunca en el mío propio; apenas medio parezco vivir, muerto más de la mitad.

    John Milton (1853). “The poetical works of John Milton, with life. Complete ed”, p.359