-
El mundo exterior, con todos sus fenómenos, está lleno de esplendor divino, pero debemos haber experimentado lo divino en nuestro interior, antes de poder descubrirlo en nuestro entorno
El mundo exterior, con todos sus fenómenos, está lleno de esplendor divino, pero debemos haber experimentado lo divino en nuestro interior, antes de poder descubrirlo en nuestro entorno