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  • De adolescente, tuve que luchar solo para aprender sobre mí mismo y sobre lo que significaba ser gay. Ahora, durante [48] años, he tenido la satisfacción de trabajar con otros gays de todo el país para quitarnos de encima a los intolerantes, engrasar las bisagras de la puerta del armario, cambiar los corazones y las mentes prejuiciosas y demostrar que el amor gay es bueno para nosotros y también para el resto del mundo. Es un trabajo duro, pero vital, gratificante y, a menudo, divertido.