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Las conversaciones... comienzan con el tipo de compromiso imaginativo que se obtiene cuando se lee una novela, se ve una película o se asiste a una obra de arte que habla desde un lugar distinto al propio. Así que utilizo la palabra "conversación" no sólo para hablar literalmente, sino también como metáfora del compromiso con la experiencia y las ideas de los demás. Y subrayo aquí el papel de la imaginación porque los encuentros, bien llevados, son valiosos en sí mismos. La conversación no tiene por qué llevar a un consenso sobre nada, y menos sobre valores; basta con que ayude a las personas a acostumbrarse unas a otras.