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La ira debe ser especialmente contenida al castigar, porque quien llega al castigo con ira nunca mantendrá ese término medio que se encuentra entre el demasiado y el demasiado poco. También es cierto que sería deseable que quienes desempeñan el cargo de Jueces fueran como las leyes, que abordan el castigo no con un espíritu de ira, sino de equidad.