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  • Me di cuenta de que la vida onírica sólo era confusa cuando estabas despierto. Desde la perspectiva de la vida de vigilia, la vida onírica parecía fracturada y carente de consecuencias, sin la certeza de que una cosa llevara a la otra. Pero desde dentro de la vida onírica, el mundo era, en general, coherente. No era exactamente un mundo desconcertante, pero no más confuso que cualquier otro.

    Alex Garland (2004). “The Coma”, Riverhead Books (Hardcover)