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  • Si observamos a las personas auténticamente felices, veremos que no se limitan a quedarse sentadas y contentas. Hacen que las cosas sucedan. Persiguen nuevos conocimientos, buscan nuevos logros y controlan sus pensamientos y sentimientos. En resumen, nuestras actividades intencionadas y esforzadas tienen un poderoso efecto sobre lo felices que somos, por encima de los efectos de nuestros puntos de partida y de las circunstancias en las que nos encontramos. Si una persona infeliz quiere experimentar interés, entusiasmo, satisfacción, paz y alegría, puede conseguirlo aprendiendo los hábitos de una persona feliz.

    Sonja Lyubomirsky (2007). “The How of Happiness: A New Approach to Getting the Life You Want”, p.62, Penguin