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Pero ahora la sociedad ha superado con creces a la individualidad; y el peligro que amenaza a la naturaleza humana no es el exceso, sino la deficiencia, de los impulsos y preferencias personales.
Pero ahora la sociedad ha superado con creces a la individualidad; y el peligro que amenaza a la naturaleza humana no es el exceso, sino la deficiencia, de los impulsos y preferencias personales.