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Un enemigo siempre representa una debilidad. Puede ser el miedo al dolor físico, pero también una sensación prematura de victoria o el deseo de abandonar la lucha porque ya no merece la pena.
Un enemigo siempre representa una debilidad. Puede ser el miedo al dolor físico, pero también una sensación prematura de victoria o el deseo de abandonar la lucha porque ya no merece la pena.