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El paso del tiempo no ha alterado la capacidad del Redentor para cambiar la vida de los hombres. Como dijo al muerto Lázaro, así nos dice a ti y a mí: "Salid". Sal de la desesperación de la duda. Sal de la tristeza del pecado. Sal de la muerte de la incredulidad. Sal a una nueva vida. Salid.