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Que arrecie la tempestad y se oscurezca el cielo, no por eso debemos desanimarnos. Si confiamos como es debido en María, reconoceremos en ella a la Virgen poderosísima "que con pie virginal aplastó la cabeza de la serpiente".
Que arrecie la tempestad y se oscurezca el cielo, no por eso debemos desanimarnos. Si confiamos como es debido en María, reconoceremos en ella a la Virgen poderosísima "que con pie virginal aplastó la cabeza de la serpiente".