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...el gran movimiento de apostasía que se está organizando en todos los países para el establecimiento de una Iglesia Mundial Única que no tendrá ni dogmas, ni jerarquía, ni disciplina para la mente, ni freno para las pasiones, y que, bajo el pretexto de la libertad y la dignidad humana, devolvería al mundo (si tal Iglesia pudiera vencer) el reino de la astucia legalizada y la fuerza, y la opresión de los débiles, y de todos los que trabajan y sufren. [...] En efecto, los verdaderos amigos del pueblo no son ni revolucionarios, ni innovadores: son tradicionalistas.