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  • Las startups son dolorosas, estresantes y a veces desmoralizantes. Tienes que creer de verdad en la visión de lo que estás haciendo. Tienes que apasionarte y amar lo que haces. Si no es así, no hay forma de que puedas aguantar las horas, el estrés y la decepción. Si no estás construyendo algo que crees que va a cambiar el mundo, no podrás convencer a inversores, clientes y, lo que es más importante, contratar a un equipo de primera clase.