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  • Cuarenta años como astrónomo no han aplacado mi entusiasmo por tumbarme al anochecer a contemplar las estrellas. No es sólo la belleza del cielo nocturno lo que me emociona. Es la sensación que tengo de que algunos de esos puntos de luz son las estrellas del hogar de seres no tan diferentes de nosotros, con sus preocupaciones cotidianas y todo, que miran a través del espacio con asombro, igual que nosotros.