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  • Un elogio, una ayuda o incluso una mirada pueden bastar para interrumpirle o destruir la actividad. Parece extraño decirlo, pero esto puede ocurrir incluso si el niño simplemente se da cuenta de que le observan. Al fin y al cabo, a veces nosotros también nos sentimos incapaces de seguir trabajando si alguien se acerca a ver lo que estamos haciendo. El gran principio que lleva al éxito al profesor es el siguiente: en cuanto haya comenzado la concentración, actuar como si el niño no existiera. Naturalmente, se puede ver lo que está haciendo con una rápida mirada, pero sin que él sea consciente de ello.