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Os aseguro muy explícitamente que, en mi opinión, los escrúpulos de conciencia de todos los hombres deben ser tratados con gran delicadeza y ternura; y es mi deseo y deseo que las leyes puedan siempre acomodarse ampliamente a ellos, como la debida consideración por la protección y los intereses esenciales de la nación puedan justificar y permitir.