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  • Siempre es extraño leer las cosas que uno ha esperado en el pasado, porque a estas alturas puede que esas esperanzas ya se hayan hablado o se hayan ido, se hayan transformado o se hayan olvidado del todo. Como el tiempo, la esperanza puede ser tan insensata. Puede llevarnos montaña arriba o tumbarnos en arenas movedizas. Pero, como el tiempo, la esperanza es imparable, inevitable y ciega. A veces viajamos deprisa, precipitándonos hacia lo desconocido, a veces lo desconocido viene precipitándose hacia nosotros mientras vemos cómo el tiempo se detiene.