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Es fácil amar la nieve porque al final de cada tormenta de nieve es como si el mundo hubiera vuelto a empezar. No hay suciedad, no hay huellas, sólo una capa de naturaleza sin fisuras, indiscriminada, que conecta todo con todo. ¿No es eso lo asombroso del mundo natural? Puedes derribarlo, puedes agujerearlo, puedes ignorar su poder con todas tus fuerzas, pero una mañana te levantas y te ha dado desinteresadamente a pesar de todos nuestros abusos. Creo que voy a hacer un muñeco de nieve.