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Todos los mecanismos inocentes se enturbian con la experiencia. Los niños se vuelven cada vez menos translúcidos. Crecen las capas de astucia y sospecha. Es la ley de los desencantos paternos.
Todos los mecanismos inocentes se enturbian con la experiencia. Los niños se vuelven cada vez menos translúcidos. Crecen las capas de astucia y sospecha. Es la ley de los desencantos paternos.