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El Señor me llamó por el camino de la sencillez y de la humildad, y este camino me ha mostrado en verdad para mí y para los que quieran creer e imitarme. Y por esto quiero que no me nombréis regla alguna, ni de San Agustín, ni de San Benito, ni de Bernardo, ni modo o forma alguna de vivir, sino la que misericordiosamente me fue mostrada y dada por el Señor.