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Todavía hoy, no puedo cruzar el umbral de un centro de enseñanza sin síntomas físicos, en el pecho y el estómago, de malestar o ansiedad. Y, sin embargo, nunca he dejado la escuela.
Todavía hoy, no puedo cruzar el umbral de un centro de enseñanza sin síntomas físicos, en el pecho y el estómago, de malestar o ansiedad. Y, sin embargo, nunca he dejado la escuela.