Autores:
  • Comunidad. Hace unos años, una amiga puso en marcha una agencia inmobiliaria. Cuando incorporó a su segundo empleado, ya era un pilar de su comunidad de 35.000 personas. Ninguna norma dice que sólo el banquero local o el vendedor de coches puedan organizar el programa para recaudar fondos suplementarios para la biblioteca pública o enviar a la banda del instituto a un merecido viaje especial. Participar en los asuntos de la comunidad, con tiempo más que con dinero, es un buen negocio desde el primer día. Da a conocer su nombre, aumenta su distinción y, lo mejor de todo, le convierte en un empleador atractivo (que es la clave del éxito sostenido).

    Tom Peters (2010). “The Pursuit of Wow!: Every Person's Guide to Topsy-Turvy Times”, p.117, Vintage