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Se verá a sí mismo, a la vida y al mundo tan verdaderamente como lo permitan nuestras limitaciones humanas; comprendiendo la brevedad y minuciosidad de la vida humana, comprenderá también que en las mentes individuales se concentra todo lo valioso que contiene el universo conocido. Y verá que el hombre cuya mente refleja el mundo llega a ser, en cierto sentido, tan grande como el mundo. Al emanciparse de los temores que acosan al esclavo de las circunstancias experimentará una profunda alegría, y a través de todas las vicisitudes de su vida exterior permanecerá en lo más profundo de su ser como un hombre feliz.