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Antes de la venida de Jesucristo, los hombres huían de Dios y, apegados a la tierra, se negaban a unirse a su Creador. Pero el Dios amoroso los ha atraído hacia Sí con los lazos del amor, como prometió el profeta Oseas [Oseas]: "Los atraeré con las cuerdas de Adán, con los lazos del amor" (11:4). Estos lazos son los beneficios, las luces, las llamadas a Su amor, las promesas del Paraíso que nos hace, pero sobre todo, el don que nos ha concedido de Jesucristo en el Sacrificio de la Cruz y en el Sacramento del Altar.