-
Qué pena que la gente no se preocupe tanto de su propia cría como lo hacen los propietarios inteligentes de caballos de carreras. Pero supongo que pensar así raya en el fascismo.
Qué pena que la gente no se preocupe tanto de su propia cría como lo hacen los propietarios inteligentes de caballos de carreras. Pero supongo que pensar así raya en el fascismo.