Autores:
  • Cuando somos plenamente conscientes de la fugacidad de las cosas -el inminente regreso a casa tras una aventura en el extranjero, una graduación, nuestro hijo subiendo al autobús escolar el primer día de guardería, un colega cercano que cambia de trabajo, un traslado a una nueva ciudad- es más probable que apreciemos [agradezcamos] y saboreemos el tiempo que nos queda. Aunque las experiencias agridulces también nos entristecen, es esta tristeza la que nos impulsa, en lugar de darlas por sentadas, a apreciar los aspectos positivos de nuestras vacaciones, colega o ciudad natal; es "ahora o nunca".