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  • En el principio, en el tiempo que no era tiempo, no existía nada más que el Vientre. Y el Vientre era un caldero oscuro e ilimitado de todas las cosas en potencia: una sopa de sangre caótica de materia y energía, fluida como el agua pero sólida como el barro con sales de la tierra; al rojo vivo como el fuego pero agitándose sin descanso y burbujeando con todos los vientos. Y el Vientre era la Madre, antes de tomar forma y dar forma a la Existencia. Ella era lo Profundo. . . .