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Gilmore Girls fue lo mejor de mi ridícula vida. Me muero de ganas de sentarme con estas tías increíbles y revivir una época en la que el sueño no existía, en la que el estrés y el café eran los pequeños ayudantes de mamá, y en la que todos juntos nos lanzábamos a lo más profundo para hacer algo raro y muy, muy guay.