Nuestro misericordiosísimo Padre, viéndonos oprimidos y abrumados por la maldición de la ley... envió a su Hijo unigénito al mundo y cargó sobre él todos los pecados de todos los hombres, diciendo: 'Tú eres Pedro el negador, Pablo el perseguidor, el blasfemo y cruel opresor, David el adúltero, el pecador que comió la manzana en el Paraíso, el ladrón que colgó de la cruz y, en fin, tú eres la persona que ha cometido los pecados de todos los hombres. Procura, pues, pagar y satisfacer por ellos'.