Los líderes de las sectas son a menudo autoproclamados profetas que no han estudiado con grandes maestros ni se han sometido a una larga formación o disciplina. . . Muchas de las figuras sectarias más peligrosas de nuestro tiempo no tienen ese contexto estabilizador de tradición, linaje o transmisión, sino que son gurús autoproclamados que influyen en sus seguidores a través de sus talentos carismáticos. . . .