En ese momento inevitable e insoportablemente humano, se nos ofrece una elección poderosa. Esta elección es quizás una de las más importantes que jamás hayamos hecho, y determina el curso de nuestras vidas a partir de ese momento. La elección es la siguiente: ¿Interpretaremos esta pérdida como tan injusta y devastadora que nos sentiremos castigados, enfadados, heridos para siempre y fatalmente... o, mientras nuestro corazón, desgarrado, sangra su angustia de puro dolor sin palabras, sentiremos de algún modo esta pérdida como una oportunidad para volvernos más tiernos, más abiertos, más apasionadamente vivos, más agradecidos por lo que nos queda?