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  • Estados Unidos ya no toma decisiones. No puede ni detener el tráfico de drogas ni legalizarlo. No puede ni ganar guerras ni abandonarlas, ni ganar dinero ni dejar de gastarlo, ni detener la inmigración ni asimilar a los inmigrantes. Washington puede golpearse el pulgar con un martillo, sí, y notar que le duele, pero no puede dejar de golpearse el pulgar. Para eso haría falta una decisión, y Washington no toma decisiones.