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La lucha por la justicia nunca debe abandonarse por el aparente poder abrumador de quienes parecen invencibles en su determinación de aferrarse a ella. Ese aparente poder ha demostrado, una y otra vez, ser vulnerable a cualidades humanas menos mensurables que las bombas y los dólares: fervor moral, determinación, unidad, organización, sacrificio, ingenio, valor, paciencia.