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  • Es hora, por tanto, de abandonar la superstición de que la ciencia natural no puede considerarse lógicamente respetable hasta que los filósofos hayan resuelto el problema de la inducción. El problema de la inducción es, a grandes rasgos, el problema de encontrar una manera de probar que ciertas generalizaciones empíricas que se derivan de la experiencia pasada serán válidas también en el futuro.