El betún es energía basura. Un julio, o unidad de energía, invertido en extraer y procesar el betún sólo devuelve de cuatro a seis julios en forma de petróleo crudo. En cambio, la producción de petróleo convencional en Norteamérica produce unos 15 julios. Como casi toda la energía utilizada en la producción de arenas bituminosas procede de combustibles fósiles, el proceso genera mucho más dióxido de carbono que la producción de petróleo convencional.