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  • Nuestras maravillosas nuevas tecnologías de la información aumentan nuestro poder y nuestras oportunidades de compromiso político, pero también pueden restarnos poder al contribuir a una movilización política extrema que a veces desborda nuestras instituciones. Estas instituciones fueron diseñadas para sociedades rurales que funcionaban a una fracción ínfima de la velocidad actual y con una ciudadanía mucho menos capaz que la de hoy. No está claro cómo cambiarán para adaptarse a la nueva realidad, pero deben cambiar.