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Además de pasear tranquilamente, me gusta dar una vuelta en mi bicicleta tándem. Es espléndido sentir el viento soplando en mi cara y el movimiento elástico de mi corcel de hierro. La rápida carrera por el aire me da una deliciosa sensación de fuerza y flotabilidad, y el ejercicio hace que mi pulso baile y mi corazón cante.