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Un niño que pasa por muchas manos sucesivamente, nunca puede ser bien educado. A cada cambio hace una comparación secreta, que tiende continuamente a disminuir su respeto por quienes lo controlan, y con ello su autoridad sobre él. Si una vez piensa que hay personas adultas que no tienen más sentido común que los niños, la autoridad de la edad se destruye y su educación se arruina.