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  • Aún más importante que el calor y el afecto que recibimos, es el calor y el afecto que damos. Es dando calor y afecto, teniendo un genuino sentido de preocupación por los demás, en otras palabras, a través de la compasión, como conseguimos las condiciones para la auténtica felicidad. Por tanto, más importante que ser amado es amar.