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Nuestras oraciones pueden ser débiles, balbucientes y pobres a nuestros ojos. Pero si proceden de un corazón recto, Dios las comprende. Tales oraciones son Su deleite.
Nuestras oraciones pueden ser débiles, balbucientes y pobres a nuestros ojos. Pero si proceden de un corazón recto, Dios las comprende. Tales oraciones son Su deleite.