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De él (del Rosario) sacarán los jóvenes nuevas energías con las que dominar las tendencias rebeldes al mal y conservar intacta la pureza inoxidable del alma. También los ancianos encontrarán en él reposo, alivio y paz a sus angustiosas preocupaciones. Y a todos los que sufren de alguna manera, especialmente a los moribundos, que les traiga consuelo y aumente la esperanza de la felicidad eterna.