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Cuando los niños se sienten comprendidos, su soledad y su dolor disminuyen. Cuando los niños se sienten comprendidos, su amor por sus padres se intensifica. La simpatía de un padre sirve como primeros auxilios emocionales para los sentimientos heridos. Cuando reconocemos sinceramente la difícil situación de un niño y expresamos su decepción, a menudo reúne fuerzas para enfrentarse a la realidad.