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  • Meter la pata es una virtud. Ser correcto nunca es lo importante. Tengo una ayudante casi fanáticamente correcta, y para cuando vuelve a deletrear mis palabras y corrige mi puntuación, ya no puedo leer lo que he escrito. Ser correcto puede detener todo el impulso de una idea muy interesante.

    "The Constant Art of Being a Writer" by N. M. Kelby, (p. 102), 2009.