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Esa opinión, que supone que la santificación personal es innecesaria para la glorificación final, se opone directamente a todo dictado de la razón, a toda declaración de las Escrituras.
Esa opinión, que supone que la santificación personal es innecesaria para la glorificación final, se opone directamente a todo dictado de la razón, a toda declaración de las Escrituras.