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  • Ninguna tiranía es más cruel que la que se practica a la sombra de las leyes y bajo el color de la justicia, cuando, por así decirlo, se procede a ahogar a los desgraciados en la misma tabla con la que se habían salvado. Y como a un tirano nunca le faltan instrumentos para su tiranía, Tiberio siempre encontró jueces dispuestos a condenar a cuantas personas pudiera sospechar.