El amor y el conocimiento, en la medida de lo posible, me llevaban hacia el cielo. Pero siempre la piedad me devolvía a la tierra. Ecos de gritos de dolor reverberan en mi corazón. Niños hambrientos, víctimas torturadas por opresores, ancianos indefensos que son una carga para sus hijos, y todo el mundo de soledad, pobreza y dolor hacen una burla de lo que debería ser la vida humana. Anhelo aliviar este mal, pero no puedo, y yo también sufro.