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Desiste completamente de defender tu punto de vista. Cuando no tienes ningún punto que defender, no permites que nazca una discusión. Si haces esto sistemáticamente -si dejas de luchar y resistirte- experimentarás plenamente el presente, que es un regalo. Alguien me dijo una vez: "El pasado es historia, el futuro es un misterio y este momento es un regalo. Por eso este momento se llama 'el presente'".