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El océano, cuyas mareas responden, como la menstruación de las mujeres, a la atracción de la luna, el océano que corresponde al líquido amniótico en el que comienza la vida humana, el océano en cuya superficie pueden cabalgar las embarcaciones (personificadas como hembras) pero en cuyas profundidades encuentran la muerte los marineros y se ocultan los monstruos... es inestable y amenazador como no lo es la tierra; engendra nueva vida a diario, pero se traga vidas; es cambiante como la luna, no regulado, pero indestructible y eterno.